Me ilusiono cada día, y espero. Sí, sigo esperando. Regreso a cualquier hora pero, sin excepción, te busco. Y cada día me decepciono. Todas las veces son iguales, se sienten igual. Mi cuerpo no aprende, y cada desencuentro es el mismo fracaso, la misma frustración. Cada silencio duele en el mismo lugar. No espero mucho. Sólo que endulces, apenas, la espera. Un susurro que dé cuenta de tu respirar. Una brisa que traiga alivio de tu ausencia, que me devuelva -un poco- la sonrisa.
domingo, 13 de abril de 2008
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