lunes, 21 de julio de 2008

Yo en el medio

Es una bronca dulce, una contradicción. Me digo: no puede ser. Pero es. Es una alegría que entristece, que me sigue doliendo en el fondo del pecho, como una piedra estancada en el esófago. Y entonces me preguntó por qué. O mejor dicho: por qué no. Y no puedo encontrar una pista. Quisiera ser más impulsiva, aunque se pague caro. Locura mesurada no alcanza. O lo uno o lo otro. Llueve en Buenos Aires, me mojo, me enfrío. Pero no estoy acá, hace rato que no soy aquí ni ahora. Y otra vez me pregunto, por qué hago lo que hago. Y creo que es el miedo, la duda, la eterna incertidumbre. ¿Miedo a qué? Me ahogo en angustia, y canto alegre. Sí, canto alegre, para liberarme del dolor. Hoy las palabras no me alcanzan, nada me alcanza para despojarme de esta bronca. Y reconozco mi envidia, me hundo en este sentimiento amargo. Sólo me alivia pensar que puede servirme de motor. Me digo: que sirva para ponerte en movimiento. Mis pies están como estacas. Mi pecho quiere volar. Yo en el medio, en el peor lugar.

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