martes, 19 de febrero de 2008

Amanece

La luz del día amenaza de la peor manera: tranquila, sutil. Y el rumor de la noche eterna se rompe en amarga mañana que, sin remordimientos, marca el final de nuestro abrazo. Intento aferrarme, mientras aparece con fuerza el primer desgarro, y una lágrima tibia se desliza entre tus sábanas. Y luego otra. Y otra. Intento detenerlo, pero el llanto es mudo e inevitable. Entonces tu voz intenta un consuelo, pero el momento está muriendo ya, y el vaho oscuro de la despedida invade lo que queda de aire, llevándoselo todo.

2 comentarios:

Alele Rosales dijo...

Como a mi no me sale escribir tan lindo te mando un pedacito de poema muy bello de cortázar.


Creo que sospecharás esto que ocurre,
como yo te presiento a la distancia en tu ciudad,
volviendo del paseo donde quizá juntases
la misma florecita, un poco por botánica,
un poco porque aquí,
porque es preciso
que no estemos tan solos, que nos demos
un pétalo, aunque sea un pasito, una pelusa.


Que lindos que son los encuentros que nos sorprenden y nos revolucionan la existencia.
Que lindo que es encontrar nuevos amigos.
Besos Beti!

Betunga dijo...

Sí, Ale, brindo por ello! Gracias por el pedacito de poema.. lo leí entero y me encantó. Qué lindo regalo.

Betianiten