martes, 17 de abril de 2007

Qué amargo, sin tu piloto

Rapidito, antes de empezar el trabajo. Me cebo un mate y escucho gitano. Tu perfume perturbó ya mi mirada, y escapo al recuerdo que me persigue, constante, incansable, aún a través del sueño. Una pitada y ajjjj, qué amargo es verte sin tu piloto. Mis lágrimas con espuma, decidí dejar de llorar. Me pregunto si era rabia, o sólo tristeza. La ventana silenciosa y afuera el viento mueve las copas, lento, suave... como aquel beso en el barco inventado. La espuma pica, y en mi estómago estás vos, entero, tal como te quiero, entero. Aún con tus pausas y tus pequeños guiños. Con tu miedo y tu temblor. Sobre todo con tu temblor, cuando tus manos se animan, y saben. Odio cuando se detienen, y a tu boca diciendo: no más. De a poco vuelvo al trabajo. Anular, revertir. Prefiero proyectar aunque me duela una vida. Tu perfume en el aire, sin tu piloto. Ya no puedo sonreirte, me pesa la boca. Seca en mi cara, sin tu beso lento y perfecto. Sólo me queda tu perfume, que se esfuma de a poco. Y tu mirada, presente como ese día.

1 comentario:

hormiga dijo...

Todo muy bueno, Betiana. Lo mejor: saber de vos; de tu producción, de tu sensibilidad, de tus debilidades...por que no? Bienvenida tu catarsis y tu exorsismo. Saludos.